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Mburucuyá

Passiflora caerulea

Flor de la pasión o Pasionaria

Desde la llegada de los misioneros españoles a América del Sur, esta enredadera nativa bautizada por los guaraníes como Mburucuyá recibió el nombre de "flor de la pasión" o "pasionaria". Interpretaron que su flor tenía elementos emblemáticos de la pasión de Cristo: los estilos (partes femeninas de la flor) recuerdan los 3 clavos con los que fue fijado a la cruz, las anteras (partes masculinas de la flor, productoras de polen) representan las 5 heridas en su cuerpo (en ambos pies, manos y el costado), los apéndices florales de coloración cerúlea dispuestos como una estrella se asocian con la corona de espinas y la hojas divididas en 5 lóbulos, con las "manos" de sus perseguidores. Fue tal la asociación de estas especies con el Catolicismo en América que la Mburucuyá fue incluida en la decoración de iglesias. En el piso de la Catedral de Buenos Aires, construida a principios de siglo XX, se pueden observar detallados mosaicos que ilustran ramas florecidas de pasionarias, combinando precisión, arte y religión inspirados en el mundo vegetal silvestre sudamericano.


Habita los bosques templados y cálidos de América del Sur hasta el centro argentino. Con frecuencia la encontramos en zonas urbanas y suburbanas, cubriendo alambrados del costado de las vías del tren y los cercos de fincas y casas.


Brinda alimento y refugio a un asombroso y variado micro-universo animal. Las flores ofrecen el energético néctar a abejorros o mangangáes negros (Bombus pauloensis) y a abejas carpinteras (Xylocopa spp.). Al acercarse estos insectos a la columna central de la flor se cubren, tanto la cabeza como el resto del cuerpo, con el polen. Llevan así estas gametas masculinas a otras flores de Mburucuyá y permiten la polinización cruzada, o sea entre dos ejemplares diferentes, fuente de variabilidad genética. Los frutos que apreciamos son el resultado de esta fecundación asistida por insectos voladores.


Sus hojas son el alimento de un escarabajo negro de cabeza y tórax rojos (Cacoscelis melanoptera) y de las orugas de al menos cuatro especies de mariposas: Espejitos (Agraulis vanillae), Hortensia (Euptoieta hortensia), Julia (Dryas iulia) y Almendra común (Heliconius erato).


Además, una colorida chinche (Holymenia histrio), que imita a una avispa para evitar predadores, extrae la savia de la planta con su aparato bucal en forma de aguja hipodérmica.


Las hormigas liban el néctar producido por unas estructuras ubicadas en los pecíolos de las hojas llamados nectarios. Recorren continuamente la planta, contribuyendo a ahuyentar los insectos herbívoros que la consumen.

Esto no pasó desapercibido para el pueblo guaraní que, debido al enorme elenco de invertebrados que reúne la enredadera, le dio el nombre de Mburucuyá que significa "criadero de insectos".


Los frutos colgantes de color naranja son llamativos. Contienen semillas negras cubiertas por un tejido gelatinoso rojo, rico en azúcares, que atraen a una gran cantidad de aves silvestres que al consumirlas digieren la envoltura y liberan la semilla con sus excrementos ya en condiciones de germinar.


Tiene múltiples usos en la medicina popular. Las hojas poseen propiedades vermífugas (anti-parasitarias); la infusión de sus flores se utiliza como sedante, para controlar la presión y como estimulante cardíaco; los frutos comestibles son diuréticos, calmantes, antiescorbúticos y antiictéricos; y con las raíces se trata la pulmonía.

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